En la sociedad actual la energía forma parte de la vida cotidiana prácticamente en todos los ámbitos, el sector transporte, el sector industrial y el sector residencial son algunos ejemplos.
Desde el siglo XVIII hasta la época actual se vienen explotando los denominados combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural). Éstos se originaron hace millones de años a partir de diversos procesos de transformación de plantas y microorganismos; por tanto, este hecho implica que son recursos finitos, es decir, tarde o temprano se agotarán.
Los combustibles fósiles a lo largo de su explotación emiten a la atmósfera grandes cantidades de los denominados "gases de efecto invernadero (GEI)" (dióxido de carbono, metano, ozono, etc.). Estos gases se acumulan en la atmósfera y favorecen el denominado cambio climático.
Las fluctuaciones climáticas son un fenómeno natural que se lleva produciendo a lo largo de los años, pero la actividad humana esta acelerando este fenómeno. El incremento de la temperatura promedio del planeta (calentamiento global), está provocando el deshielo de los polos y el incremento del nivel del mar.
Otros fenómenos que pueden aparecer en los próximos años, consecuencia del cambio climático, son sequías, inundaciones, desertificación, etc.
Otra fuente de energía, es la nuclear; ésta no favorece el cambio climático, pero su problemática reside en la obtención de residuos nucleares.
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